Cuando las calaminas vuelan

Hoy he asumido que una de las cosas que en algún momento pensé definían mi personalidad dejo de ser un rasgo en mi, para convertirse en una carencia.

Hoy como en su momento hicieron aquellos que no esconden, si no que lucen; debo sacar el coraje y asumir.

Hoy mas que un dejar escapar un lamento, debo dejar sentada mi gratitud por acompañarme tanto tiempo, y por haberme permitido lucirme o y aguantado tantos malos tratos.

Hoy como siempre que algo va mal, la mirada con discreción va al cielo y en silencio pregunta si era necesario retirar de mi futuro a tan fieles acompañantes.

Ni modo hoy he asumido que si hubiera sido roquero me parecería mas a Phill Collins que a Bryan May. Como dijo un "elder" alguna vez "el pelo importante en un hombre es aquel que se lleva en el pecho"; perooo y que hacemos los que en el pecho solo tenemos la cadenita?

Cuando yo era algunosminutos y no milhoras como hoy, odiaba tener el pelo corto, y papá milhoras se afanaba con el corte siempre y mamá ni que decir; por que para ella enviar a los hijos al peluquero debía ser una faena trimestral y no de cada mes; por lo tanto el corte debía ser el exacto para ese lapso de tiempo.

En el colegio los reverendos con ansias nazis hacían su revisión mensual con un par de tijeras en la mano y si encontraban algún mechón infractor procedían a la podada.

En la universidad ingresar significaba pelada obligada, yo ingrese y esa misma noche antes de buscar mis resultados desaparecí las tijeras de la casa, que mi tía encontró 2 meses después en una bolsa en la azotea.

Los primeros ciclos de la universidad, la melena que lucia facilmente calificaba como desastrosa por lo desordenada y laaarga que era, me sentía feliz aunque seguro me veía terrible.

Cuando empece a trabajar el corte jamas fue de "ejecutivo" siempre mantuve mis gustos y trate de empujar la tolerancia hasta donde la paciencia del jefe aguantara.

Hasta hoy que en un momento de lucides, vi que estoy en el justo limite en el que disimular las entradas y empezar a ser patetico; esta peligrosamente cerca, así que agradezco la hasta hoy compañía y literalmente doy frente a lo que venga.