jueves, 18 de junio de 2009

Erase una vez un cajón


En una mesa de noche ordenada por fuera, pero caótica por dentro, escarbando en papeles, pines, llaveros, tarjetas; evitando doblar alguna foto que se cruce en el camino; manoteando entre recuerdos y desperdicios, pensando en que algún día sería necesario purgar solo "un poco" todo esto. y mientras trato de encontrar la razón por la cual todavía esa chapa de gaseosa descansa junto mis recuerdos y no en el basurero; me tropiezo con la entrada rota a aquel concierto de hace años; con el llavero que alguna vez me regalaron en un cumpleaños, mi reloj favorito con la correa rota, la boleta militar!!! una cruz de plata escapada de alguna cadenita ahora huerfana y seguro rota... y mientras navego entre despojos de cosas y pedazos de recuerdos, del forro de mi filosofo interno me sale una reflexión.

Que parecido tiene la vida con ese cajón, donde hay pedazos de alegría, hitos de nostalgia, penas ,también hay tonterías y basura y seguro que enterrado o escondido por ahí algún secreto medio oscuro, claro que habrá por ahí, seguro, algo importante y quizá hasta valioso, y en medio de todo; nosotros buceando, tratando de encontrarle sentido y utilidad a todo. ordenando pedazos rotos de tiempos mejores, encontrando sin buscar, ubicando en algún lado lo que deberíamos votar; nos sorprende lo mal que se ve el cajón aquel; pero nos negamos a limpiarnos de cosas viejas y sin valor. solo pensamos en conservar aquello que recuerde algo que alguna vez fue y ya no es ; aunque sea un pedacito sin valor útil ni práctico. Pero si alguien nos aconseja limpiar el cajón y librarnos de su contenido nos duele la sola idea y nos molestamos, exigimos respeto!! total es nuestra forma de llevar nuestros recuerdos. y si alguna vez no tenemos donde guardar lo verdaderamente valioso mostramos enojo y culpamos a dios a la fortuna, a la mala suerte.
Mejor cierro el cajón, a veces las analogías salen deprimentes y se ponen peligrosas.

:p

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