Mi vecino un extrovertido y simpático chino iba cumplir años y su esposa le iba a organizar una fiesta sorpresa, en un local en San Isidro. Como la pareja Sr y Sra Chino son de esos vecinos que uno quisiera tener por los 6 lados, no tuve menor reparo en salir a una reunión que en mis cálculos seria semi familiar; y que a la Sra Milhoras le pareció un gesto muy lindo y romántico de parte de la Sra Chino y ni cantando íbamos a fallarle en darle la sorpresa al Sr. Chino.
Llegamos a un elegante Chifita en el que se había reservado el salón del segundo piso para la sorpresa; en mi mente ya había echo la relación, chino - chifa hace rato así, que no me extraño que el local terminara siendo un chifa muy bien puesto. Y yo creía que mi idea de compartir una mesa larga con vecinos y familiares del agazajado estaba por concretarse, cuando al llegar al segundo piso me encontré con 10 mesotas distribuidas en un ambiente bastante grande en el que ya se preparaba una grupo criollo y se notaba unos amplificadores y parlantes bastante grandes.
Nos sentaron por lista en una mesa de 10 personas con unos tíos bastante avanzados en años, y cuando cuando quisimos hacerle la conversación reparamos que los venerables no escuchaban un joraca. Así que era una cena de 2 en mesa de 10.


Inútil esfuerzo por salir bien librado de esa situación, el papelón estaba en curso y no había escapatoria, así que en una ráfaga de luz pense, "si voy a hacer el ridículo que sea bien hecho". Ni bien termine de armar esa frase en mi cabeza, y la chica de negro, a la que recordare como dedos fríos desabrochó mi camisa con una rapidez que me hizo recordar mejores épocas. Felizmente para mi , la camisa resistió los tirones por que si no hubiera seguido los pasos de mi chompa que miraba desde el piso.

Debo haber sobrevivido a dos canciones pero no recuerdo mucho de la música, solo oía algunas risas nerviosas, las palabras de un escote verde y los dedos fríos de un top negro.

Cuando termino la segunda canción todos aplaudieron, todavía no se que, las chicas me abrazaron al despedirse con un beso en el cachete, yo me imagine tener la misma facha que tenia el chino antes de sacarme al roche. sonreí y con la misma naturalidad con la tienen los gatos al saltar, recoji mi chompa, abroché mi camisa y camine hacia mi sitio en el que una esposa todavía en ataque de risa me esperaba. Osea imaginate el espectáculo.
Tarde 2 minutos en recuperar la compostura, 10 en recuperar el aliento, media hora en borrarme la sonrisa que se me quedo tatuada y como dice el dicho estoy seguro de que nadie me quita lo bailao. Pinche Chino!!!
1 comentario:
jajajajajajaja bien que te ha gustado el bailetón con las dos rumberas, solo que si la Popoma se entera te parte en cuatro ¡choproveeee!
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