De manera cada vez mas esporádica, uno se encuentra con situaciones que generan sentimientos agradables y tiernos, momentos que no quisiéramos que terminen jamas; es difícil de ubicar exactamente aquello que nos hace felices, como es difícil definir la felicidad, puede ser un plato de comida casera preparada por mamá, un peluche de 3 soles que te dice mucho, el encontrarte con unos ojos que te miran con ternura o un abrazo sincero de un eterno amigo.
Son detalles que pueden llenar el corazón de una sensación tibia que responde a momentos, lugares, personas determinadas y a un ingrediente mas; yo solía pensar que esos momentos mágicos eran producto de la coincidencia de esos tres primeros factores, y buscaba con mucho afán repetir momentos y situaciones; la de rompecabezas y planes elaborados que habré tramado para que las cosas se dieran como antes, ahora, al recordarlos me causan cierto rubor por la candidez de todo aquello.
La felicidad espontanea que genera ese calorcito en el corazón y en el animo, no dependen necesariamente de la coincidencia de esos tres factores, el asunto es mas mágico todavía, se necesita un cuarto ingrediente que es como el mercurio ante la presión de un dedo curioso, como el momento exacto en el atardecer justo antes de que el crepúsculo deje de ser.
A lo largo del tiempo y de mi golosa ambición de esa sensación he repetido escenas lugares y personas, y muy pocas veces la sensación ha sido igual, muy difícilmente la felicidad del momento primero pudo ser recreada, no diré que fueron momentos insípidos, para nada! pero seguro que en la mayoría de veces, no fueron iguales.
La alegría, la felicidad se esconde no en situaciones ni en personas, mucho menos en lugares; se esconde en uno mismo, en nuestra capacidad de admirarnos de complementarnos y de reconocernos en las personas con las que estamos. en sentir que compartimos lo que somos con gente que entiende ese instante de la misma forma en la que nosotros lo interpretamos.
Muchas amistades se han diluido por que las personas han perdido la capacidad de asombrarse, de complementarse con los que eran sus amigos, si no que ahora quieren que los amigos se complementen con uno, que los demás reconozcan en ellos lo bueno que son, lo mucho que hacen y que en lugar de entenderse los entiendan. la vida nos endurece y nos hace insensibles, tanto para lo bueno como para lo malo.
Todo esto vino a mi cabeza a raíz de que estas dos semanas he sido repetidamente feliz y he sentido ese calorcito de corazón, que me da el haber estado rodeado por gente buena y el haber creado momentos espectaculares.
:P
Son detalles que pueden llenar el corazón de una sensación tibia que responde a momentos, lugares, personas determinadas y a un ingrediente mas; yo solía pensar que esos momentos mágicos eran producto de la coincidencia de esos tres primeros factores, y buscaba con mucho afán repetir momentos y situaciones; la de rompecabezas y planes elaborados que habré tramado para que las cosas se dieran como antes, ahora, al recordarlos me causan cierto rubor por la candidez de todo aquello.
La felicidad espontanea que genera ese calorcito en el corazón y en el animo, no dependen necesariamente de la coincidencia de esos tres factores, el asunto es mas mágico todavía, se necesita un cuarto ingrediente que es como el mercurio ante la presión de un dedo curioso, como el momento exacto en el atardecer justo antes de que el crepúsculo deje de ser.
A lo largo del tiempo y de mi golosa ambición de esa sensación he repetido escenas lugares y personas, y muy pocas veces la sensación ha sido igual, muy difícilmente la felicidad del momento primero pudo ser recreada, no diré que fueron momentos insípidos, para nada! pero seguro que en la mayoría de veces, no fueron iguales.
La alegría, la felicidad se esconde no en situaciones ni en personas, mucho menos en lugares; se esconde en uno mismo, en nuestra capacidad de admirarnos de complementarnos y de reconocernos en las personas con las que estamos. en sentir que compartimos lo que somos con gente que entiende ese instante de la misma forma en la que nosotros lo interpretamos.
Muchas amistades se han diluido por que las personas han perdido la capacidad de asombrarse, de complementarse con los que eran sus amigos, si no que ahora quieren que los amigos se complementen con uno, que los demás reconozcan en ellos lo bueno que son, lo mucho que hacen y que en lugar de entenderse los entiendan. la vida nos endurece y nos hace insensibles, tanto para lo bueno como para lo malo.
Todo esto vino a mi cabeza a raíz de que estas dos semanas he sido repetidamente feliz y he sentido ese calorcito de corazón, que me da el haber estado rodeado por gente buena y el haber creado momentos espectaculares.
:P
4 comentarios:
y ese repentino ataque de felicidad?
se siente mostro, no??
que se repita!
beso
Yo fui feliz todos estos ultimos meses, con solo un "buenos días" diario y unas lentejitas dejadas en mi escritorio.
Detalles que nos hacen mas felices... aún
Que lindo sentirse así y querer comparirlo!
Yo me siento igual!
Ganamos la copa Europa!!!!!
Un abrazo grande hasta Lima
Bueno, yo he descubierto justamente lo que mencionas, las amistades perdidas, simplemente quedaron ahi en estar perdidas.
Bien ahí por el estado de animo.
Slaudos.
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